Cuando comento que nuestra empresa produce pinturas decorativas e industriales incluyendo pintura en polvo, en algunas ocasiones me contestan: «y esta pintura en polvo… ¿es para disolver en agua…?», y esto me ha ocurrido tanto con neófitos en pinturas, como con expertos de otros tipos de revestimientos, e incluso con técnicos de nivel universitario.
La realidad es que su utilización se encuentra ampliamente extendida en carpintería de aluminio, lampistería, herramientas, sillas, vallas, somieres, llantas de coche, botellas de vidrio y muchas otras aplicaciones que no se encuentran impedidas por el sistema de curado por horno que necesitan, un puente o un tren no se pueden aplicar salvo que sus piezas se traten por separado, y tampoco es posible aplicar en el lugar de uso del objeto. Seguro que alguna vez habréis observado alguna piezas de las que os he mencionado recubierta con una pintura con un aspecto «plastificado», diferente a las utilizadas habitualmente en decoración y con una dureza superficial excepcional, es muy probable que haya sido tratada con este tipo de revestimiento.
Este aspecto «plastificado» nos hace intuir que se trata de una tecnología que se encuentra a mitad camino entre una pintura y un plástico, la formulación tiene similitudes con la pintura líquida, el proceso de producción es similar a la producción de plásticos y la aplicación es una mezcla entre un proceso mecánico y uno decorativo. Estas circunstancias llevan a ser una «especialidad» al utilizar materias primas, maquinaria de producción y aplicación, y canales de distribución diferentes a los de la «líquida».
Existen en el mercado cinco tipos de pintura, todos ellos son aplicados en forma de «polvo» a granulometría controlada con pistola electroestática o triboeléctrica que la impulsan en lecho de aire a presión y cargan las partículas con polaridad de signo positivo. Estos equipos se diferencian en la forma de cargar la polaridad a la partícula, en la pistola electroestática se realiza con carga eléctrica de alto voltaje en la punta de la pistola (electrodos), y la pistola triboeléctrica por fricción con los tubos teflonados de salida de la pintura. Todas las pinturas están preparadas para su uso en pistolas electroestáticas pero no siempre para triboeléctrica, en este último caso deberemos indicarlo al proveedor de la pintura para que nos confirme su adecuación.
El soporte de aplicación habitual es sobre todo tipo de metal, aunque también se aplica sobre madera y plásticos. En el caso de metales es necesario realizar un pretratamiento superficial con el fin de servir como base de anclaje a las capas de pintura y optimizar la protección anticorrosiva del conjunto, es importante elegir el adecuado dependiendo del sustrato y de las exigencias que deseemos cumplir.
La pieza a pintar se cuelga en un tren de transporte donde se carga con polaridad negativa. La pintura pulverizada es atraída por la pieza de signo opuesto quedando el polvo adherido e introduciéndose en huecos de difícil acceso obteniéndose un ahorro de producto y de tiempo (el equipo de aplicación no necesita «buscar» todos los rincones). El producto no adherido es captado y clasificado por un sistema de aspiración con ciclón-filtro absoluto para volver a ser utilizado, de esta forma se alcanzan tasas de transferencia de pintura superiores al 95% frente a las que obtiene un sistema líquido aplicado con aerografía convencional, aerografía HVLP (alto volúmen y baja presión aire) o electroestático con tasas del 40%, 60% y del 85% respectivamente.
Una vez aplicada la pieza se transporta al horno de curado donde pasa por varias fases de temperaturas, en la primera de fusión la pintura desgasea y extiende, en la segunda se produce la reacción química de polimerización (esta reacción la distingue de un plástico), y una final de enfriamiento quedando la pieza lista para su inmediata manipulación y uso. La temperatura de curado depende de las características de la pintura, normalmente es necesario alcanzar los 200ºC aunque en las de bajo curado es suficiente 140ºC durante un tiempo que oscila entre 10 minutos y 20 minutos. Estos valores de temperatura y tiempo tienen que ser alcanzados por la pintura aplicada (puede ser diferente a la ambiental en el interior del horno) y por lo tanto deberemos tener en cuenta la masa térmica del objeto a pintar. Existen diferentes tipos de túneles que pueden ser eléctricos, gasoil y de gas, es importante indicar al fabricante de la pintura cuando se trata de horno de gas a «llama directa» por si fuera necesario adaptar la pintura a este.
El espesor de pintura sólida sobre pieza suele oscilar entre 80 y 160 micras, si disponemos de la densidad podremos calcular la superficie a aplicar por kilo de pintura con el uso de tablas de rendimiento teórico hechas para esta finalidad.
Con este artículo espero ayudar a difundir las bondades de estos recubrimientos, que no sólo aportan excelentes características técnicas, sino que además minimizan el impacto ambiental por el alto rendimiento de su aplicación y por su nula emisión de solventes a la atmósfera.