El recibo

Este artículo parece poco relacionado con los temas tratados en este blog pero he decidido publicarlo en cuanto que lo considero un problema que genera costes económicos, medioambientales, y nos resta dedicación a nuestra misión que es la de satisfacer con nuestros productos las necesidades de los usuarios y las propias de la organización.

Hoy se hace evidente que las empresas son poco competitivas frente a la de otros países, y en especial frente a las procedentes de economías emergentes, y esto es consecuencia de diversos factores que puedo separarlos según su procedencia en tres tipos:

  • Factores internos, como son el nivel tecnológico y de formación del personal en producción, en logística y en administración, el nivel de desarrollo de los productos que ofrecemos al mercado, la imagen de empresa, la política de precios de venta, y algunos más sobre los que tenemos capacidad directa de actuación, somos responsables de su eficacia y determinaran una parte importante de la rentabilidad de la empresa.
  • Factores externos que nos vienen del entorno siendo nuestro principal problema actual los impuestos directos e indirectos que soportamos. Considero que los de mayor peso están en los indirectos que nos vienen en los costes salariales y que se ven reflejados en la productividad laboral. Las empresas pagamos salarios que se pueden considerar elevados frente a los de otros entornos económicos más competitivos debido a que son necesarios para que el trabajador pueda acceder a sus necesidades básicas, vivienda digna, alimentación, educación, ocio… y además pueda pagar todo tipo de impuestos como son el IRPF, el IVA, los procedentes de los ayuntamientos, la seguridad social, gastos administrativos, peajes, multas, etc… sobre estos factores no podemos actuar en cuanto que vienen impuestos por las necesidades generadas por la sociedad y el Gobierno. Esta situación nos lleva a un concepto nuevo que es la competitividad de los Estados que cada vez afecta más sobre cualquier tipo de empresa debido al fenómeno extendido de la globalización de las economías.
  • Factores socioculturales que proceden externamente de costumbres sociales y donde tenemos responsabilidad en cuanto que podemos actuar sobre estos ya que no se trata de imposiciones legislativas . Aqui podemos considerar la falta de puntualidad y compromiso,  la mala previsión y planificación de pedidos, la paralización de la actividad general en agosto y en la hora del almuerzo y la comida, el aplazamiento de pago a 90 días o mucho más, y seguro que se nos ocurren muchos más aunque en este artículo quiero tratar el recibo como forma de pago que sigue siendo habitual en muchos casos.

En un análisis de nuestra empresa llegamos a la conclusión que entorno al 40% de nuestros clientes nos pagan a través de recibo, esto implica importantes costes económicos, desde el coste de materiales como el papel, impresora, a costes de tiempo de generación en administración y de tramitación por parte del representante, más los gastos asociados de desplazamientos y teléfono, a los que hay que añadir los producidos a nuestro cliente en cuanto tiempo y seguimiento. El sistema de pagarés o domiciliación en cuenta bancaria resuelven en gran medida estos problemas pero sigue generándose la factura con su correspondiente envío por correo y por otros medios. Desde el Gobierno se están iniciando acciones en favor de resolverlo y una importante iniciativa es la factura electrónica que consiste en la trasmisión de las facturas o documentos análogos por medios electrónicos y telemáticos, firmados digitalmente que cumple con los requisitos legales exigibles a las facturas.

El gobierno puede ayudar a mejorar la eficacia, pero ¿realmente es necesario?, no hay barreras ni tecnológicas ni de preparación personal, son barreras culturales creadas por la sociedad, hoy nadie puede imaginar que venga un cobrador a casa con el recibo de la compañía de suministro de agua o con un recibo del ayuntamiento, entonces… ¿por que persiste en muchas empresas?, nosotros vamos ha hacer un gran esfuerzo para eliminar esta forma de pago, esfuerzo que no es tecnológico, y cuya dificultad reside en que actúa sobre un hábito social.

Ya os contaré los resultados de este intento y otros de similar alcance.

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