Defecto superficial de «gaseo» o «burburja»

Algunas veces, durante la aplicación de pinturas y barnices, se producen una serie de defectos cuyo origen es la retención de burbujas de aire que denominamos «gaseo» cuando son muy pequeñas y quedan retenidas dentro del film, o «burbuja» cuando estas son de mayor tamaño y suben a la superficie generando ampollas o cráteres al romper y no recuperar la extensibilidad. La observación de este problema es muy clara en la segunda situación al quedar una superficie con tacto y aspecto áspero, y menos evidente cuando se trata de gaseo cuyo aspecto se confunde una contaminación de finísimas partículas de suciedad en el interior del film.

Todos los preparados suelen contener una combinación de varios aditivos que ayudan a evitar este problema al favorecer la rápida salida del aire ocluido. Estos aditivos se seleccionan dependiendo del tipo de producto, la polaridad de su disolvente, o el efecto que queramos evitar según la causa o momento en que se genere y que podemos clasificar en:

  • Durante la fabricación del producto, en procesos de mezcla u homogeneización para su uso y que se producen dentro de la masa del producto.
  • Consecuencia del sistema de aplicación por pulverización, brocha, rodillo, cortina, etc.., o por reacción química interna (es el caso de los poliuretanos), y quedan dentro del film aplicado.
  • Por salida del aire procedente de poros o grietas del soporte y quedan dentro del film aplicado.

Una forma habitual de evitar o minimizar este defecto durante la aplicación es la dilución con disolvente para bajar la viscosidad del producto y retrasar el secado superficial. No debemos diluir en exceso porque se corre el riesgo de perder propiedades de cubrición, resistencia al descuelgue, dureza, etc.. Cuando sea insuficiente una dilución «normal» para resolver el problema debemos recurrir a disolventes con mayor lentitud de secado que con una dosificación óptima mantenga el film húmedo el tiempo suficiente para su desaireado y la recuperación de la extensibilidad superficial. Una adición de aditivos durante la aplicación para evitar esta situación debe hacerse siempre bajo indicación del responsable técnico de producto, aunque es muy poco recomendable porque su incorporación ha de ser perfecta para que sea eficaz y no genere otros problemas.

La reparación de la superficie defectuosa una vez seca pasa por realizar un lijado del film en profundidad, incluso si es posible conviene llegar hasta al soporte, así observaremos pequeños agujeros con polvo de lija que deberemos quitar con aire a presión en la medida de lo posible. Un nuevo pintado sobre esta superficie corre el riego de que reproduzca el problema por salida del aire de estos finísimos agujeros, es recomendable aplicar una mano previa del mismo producto con una importante dilución o una imprimación especial para sellar la superficie. Posteriormente lijaremos y podremos retomar el proceso.

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